El casamiento
engañoso

El casamiento engañoso es una novela ejemplar de Cervantes que arranca cuando el ya retirado soldado Campuzano, recién salido del hospital después de curarse una enfermedad, se encuentra con su amigo Peralta, el cual no había visto desde hace un tiempo. Peralta se sorprende al ver a Campuzano tan mal y este comienza a contarle su historia. Le explica cómo conoció a una tal Estefanía de Caicedo, una mujer que parecía tener todo tipo de cualidades: belleza, gracia, adinerada, etc. Campuzano, cegado por el deseo, la ilusión, y quizás aquellos dolores del alma que menciona en la obra, empezó a ver todo a través de los ojos de Estefanía, confiando en sus promesas y olvidando cualquier sospecha. Al cabo de un tiempo se casaron teniendo como testigo a una sola persona (que se reveló posteriormente que fue el primo de Estefanía) y por un tiempo y creyó haber encontrado la felicidad y la estabilidad que buscaba.

Posteriormente, sin embargo, Campuzano descubre que todo era un engaño: Estefanía no poseía ni la riqueza ni la posición social que había insinuado tener. Además, la única persona que había testificado su matrimonio resultó ser parte del engaño, y la ilusión de un futuro próspero junto a ella se desvaneció súbitamente. La decepción y la sensación de haber sido burlado lo marcan profundamente, llévolo a reflexionar sobre la confianza, el deseo y la vanidad humana.

En la conversación con Peralta, Campuzano le entrega además un cartapacio que escribió durante su estancia en el hospital, titulado "El coloquio de los perros". Este manuscrito, dice, recoge experiencias sorprendentes y conversaciones de perros que, de manera inesperada, adquieren la facultad de hablar y relatan sus aventuras y reflexiones sobre la naturaleza humana y la suya misma. Sin embargo, Peralta se muestra muy escéptico frente a todo lo que Campuzano le cuenta; apenas le creyó sus relatos sobre el matrimonio por el mal recorrido que éste tenía, y cuando llega al punto de los perros que hablan y hacen todo tipo de reflexiones filosóficas, su incredulidad se intensifica. Se ríe por lo inverosímil de la historia y duda que algo tan absurdo pueda tratarse de algo real, aunque comienza a leer para no desairar a su amigo, o quizás incluso por aburrimiento. De este modo, el lector de las Novelas Ejemplares se coloca en la posición de peralta al leer el mismo texto que él está leyendo, rompiendo así la dimensionalidad entre el lector y la obra.

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