Garcilaso y Tasso
Garcilaso y Bembo
Garcilaso, Tasso y Bembo

Garcilaso y Tasso fueron dos de los grandes exponentes de la poesía del siglo XVI en Europa, ambos se sitúan dentro de la lírica renacentista influida por el petrarquismo. Tasso, al haber nacido ocho años después de la muerte del toledano, desarrolló su poesía en lo que se denominó posteriormente como Renacimiento tardío. Usando la información que se expondrá posteriormente como preámbulo para hacer el análisis técnico/semántico de los sonetos, se puede deducir que Tasso pudo haberse inspirado en Garcilaso para la elaboración del suyo.

Ambos poetas comienzan sus sonetos halagando la belleza y subrayando la juventud de la persona a la que se lo dedican para después, de forma sutil, hacerles saber la fugacidad inexorable del tiempo que hará mella en ellas. Comprendiendo la circunstancia que inevitablemente sucederá, aconsejan no disfrutar libertinamente del presente, sino apreciar lo que a la juventud le es dado y el tiempo le va a obliterar; es decir, cojan la bella flor. Agárrenla, miren cada uno de sus pétalos, miren la cromaticidad del vasto jardín, pero no se aferren, pues igual que una flor se marchita, la vida cesa espiritualmente antes de morir si no se es cuidada. Véase que ambos poetas se dirigen directamente al lector al usar el imperativo.

La calidad metafórica de ambos poemas reside la comparación de elementos físicos con naturales. “En tanto que de rosa y azucena se muestra el color en vuestro gesto” alude a la belleza y frescura que se refleja en la persona similares a las características de las dos flores. “Mientras que el oro con hermoso yerro ondea alrededor de vuestra frente” es, en mi opinión, un verso más interpretativo. Puede significar la posesión de una aureola metafórica que ondea alrededor de su frente evocando virtud y pureza, o simplemente aludiendo a la luminosidad de la piel. Puede que este poema, bajo mi interpretación, esté dedicado a una persona de la nobleza puesto que son, usualmente, jóvenes que evaden las consecuencias futuras y solían diferenciarse frente al pueblo llano con las riquezas que poseían, es decir, con el oro que con hermoso yerro ondea alrededor de sus frentes, olvidando el destino que a todos acontece.

Ambos autores utilizan palabras similares para reflejar una idea conjunta: “mientras" - “en tanto” - “mirar ardiente”, “primavera ardiente” - “oro”… Todo lo que la primavera gesta será quitado por el viento helado de invierno cuando lo cubra la nieve; mientras la primavera siga resplandeciendo en la tez de la juventud, es menester aprovechar cada rayo de luz; hacer mudanza a tiempo.

Metáforas destacadas:

Ambos poetas fueron coetáneos y se sitúan dentro de la tradición renacentista de la poesía petrarquista y su exaltación de la belleza femenina idílica. Tanto Garcilaso como Bembo reúnen los mismos temas en estos sonetos: la descripción física de la mujer a través de analogías del mundo natural, el carpe diem y el ensalzamiento, como si fuera metafísico o celestial, de la fermosura de la persona en cuestión.

Bembo comienza su soneto de la misma forma que Garcilaso lo hace: comparando las cualidades fisiognómicas de la mujer a elementos de la naturaleza con un gran valor estético —en este caso, el oro y el ámbar puro—, para después asociar sus ojos a la luminosidad solar. Singulariza su belleza física mediante la hipérbole.

Otra hipérbole a destacar en su soneto se encuentra en el verso once, cuando afirma que su belleza, cual si fuera la de una diosa, nunca fue vista con anterioridad por la humanidad.

Una gran diferencia que se puede notar tras leer cada uno de los sonetos es que Bembo no menciona explícitamente la fugacidad de la vida ni cómo ella la debería aprovechar, sino que exalta el momento privilegiado que ella está viviendo. Ensalza su belleza, la poetiza, pero no advierte de su pérdida. Otra diferencia clara entre estos dos poemas es el uso del imperativo; mientras que Garcilaso advierte y aconseja, Bembo no lo hace.

Los tres poemas tienen como móvil de sus palabras la belleza idílica de la que ellos dotan a una mujer mientras emplean comparaciones con elementos naturales.

Una de las características más notables se encuentra en la métrica de estos tres sonetos, todos ellos son endecasílabos, es decir, los versos (por lo general) tienen once sílabas.

Todos los poetas están influenciados por la tradición petrarquista resaltando su énfasis en el amor idealizado, la armonía métrica y un lenguaje cuidado y elegante. Véase también el uso de encabalgamientos abruptos y suaves en los tres poemas.

En esencia, los tres comparten origen y estética, aunque, individualmente, como todo poeta significativo, aportan su propia esencia mediante matices personales.

M. Ramón Sánchez Suárez